martes, 20 de marzo de 2007

ANACRONISMO DEL GOL


El juez para el partido. El cronómetro marca 17 minutos del segundo tiempo. Scania comienza un trote suave hacia la puerta. Mis piernas no pueden esperar a que el 9 complete su retirada y voy a su encuentro. Durante el entretiempo habiamos acordado este cambio, que no estaba en la hoja de ruta inicial de las sustituciones del equipo. Una vez más, el azar (o eso que llamamos azar por no poder definirlo con otra palabra) iba a endulzar mi vida. Chocamos palmas y nos miramos con complicidad. Me adelanto en el campo y escucho la experimentada voz de La Joya: "Vas de 9?" - Sí - contesto con seguridad. Vuelven a mi cabeza imágenes de mi infancia, cuando vistiendo otros colores me lucía como goleador nato e implacable en el área. Lejanas épocas - pensé - pasaron muchos años y ya no soy el mismo de aquellos viejos buenos tiempos, pero la esencia queda, siempre queda. Con un partido definido hace rato, solo tengo una cosa en mente: el gol. Trato de predecir la jugada y nuevamente me invaden los recuerdos. Imagino una asistencia de Maschorizo, como aquel pase impecable que me cedió en el último partido del último año del Secundario, en los gloriosos encuentros sabatinos. Aquella mañana soleada, llevaba a cuestas una mochila pesada: 7 años de sequía en las redes en partidos oficiales, más un infortunado gol contra mi propia valla. Deseaba cerrar mi inestable ciclo de la mejor manera. Me esforcé por llegar al balón, pero mis limitaciones físicas fueron evidentes. La sublime habilitación del Beckham palermitano se me iba cada vez más larga y ante la inminente salida del arquero intenté aventajar al rival con una avivada. Sí, busqué el penal. El juez, que venía siguiendo la acción desde cerca, pudo ver claramente que se trataba de una simulación, ya que estando el último defensor a más de 2 metros era imposible el contacto. Gran desilusión. Sabor agridulce en el alma. Pero esto era diferente, aca había olor a gloria. Avanza Gambetita por la banda izquierda y desborda con facilidad como en toda la noche. Venía siguiéndolo de cerca, tratando de leer la jugada como lo hacia cuando juntos conformábamos la dupla ofensiva en el ya mitológico equipo de Los Descontrolados. Pisada va pisada viene, entro a la carrera en posición de remate y le marco el pase. Él me ve llegar, pero opta por amasarla frente al arquero y convierte el sexto. Golazo, solo me queda felicitarlo y seguir buscando. Faltan pocos minutos y un nuevo avance del 5 hace tambalear a la defensa, esta vez por la derecha. Llega a la puerta del area en posicion incomoda y le grito desde el punto del penal. Nuevamente elige definir la jugada y saca un remate al ras del suelo que el arquero contiene en un tiempo. Pienso en reprocharle, pero sería injusto después de la delicia que acababa de regalarnos hacía solo unos minutos. Se me acababa el tiempo. Restaban solo un par de minutos cuando Rescatate sale jugando desde la izquierda, me muevo entre los zagueros y busco posición para recibir. Por tercera vez, el rubio de apellido compuesto recibe la pelota atrás de la mitad de cancha y la lleva a posición de ataque. Lo viene camiseteando un rival y ante la salida de un defensor, me entrega el balón y pica al vacío. Hago las veces de pivot y devuelvo la pared de primera. Escucho la felicitación del Magnífico que sigue la jugada desde cerca, un poco más atras. Va a buscar la devolución y se abre un poco. Lo marcan de manera asfixiante dos hombres y la jugada se estanca sobre la linea lateral. Me acerco desde el centro para darle un poco de oxígeno pero es inútil por lo que pico hacia el córner para intentar continuar la escalada por la banda. Cuando vuelvo la vista ya se habia sacado a los marcadores de encima con total naturalidad y su carrera marcaba una parábola hacia el área. Vuelvo hacia el centro, ya dentro del area perfilandome, al trote corto, para no cerrar el angulo del pase. El full-back sale a cortar su marcha cuando con un toque sutil de zurda me deja la pelota muerta para que defina. Mis veinte años de existencia pasan por mi cabeza: Mi niñez, los veranos en Mar del Plata, mi primera Comunión, el Mundial 94, las vacaciones en Geba, el primer cigarro, las clases de Troiano, los bailes del MAG, las noches en la plaza, los amoríos adolescentes, las fiestas en Puerto Norte, la ley seca, los recitales, lo del turco, las mañanas insportables, el viaje de egresados, hoy. Arqueo mi pie derecho 45 grados y empalmo el esférico con toda la cara interna. La pelota toma altura y viaja hacia el segundo palo dejando trunco el achique del arquero. Va entrando muy cerca del ángulo superior derecho y al moverse la red mi sueño se convierte en realidad. Gol de Rescatate. El tiempo se detiene. La emoción es incontenible y grito bien fuerte, cómo no voy a gritar? Se dibuja una sonrisa en mi cara que no se borrará jamas. Abro los brazos como queriendo contener al mundo en ellos. Las primeras caras que encuentro son las de dos viejos amigos. Ellos también sonríen satisfechos, plenamente concientes de mi felicidad. Me acerco y los saludo con el corazon. Busco la mirada del resto que calurosamente me brindan gestos sinceros de aliento y afecto. Mi piel absorve toda la eternidad del universo. Soy inmortal. Y es en ese momento de éxtasis total cuando oigo decir al árbitro una pregunta que nunca olvidare: "Qué número tiene señor?" Lleno de orgullo, con el pecho inflado, conteste: "el 18".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

solo escuchar lo "del turco" me hizo derramar lagrimas al leer este relato

pd: rojinegro de ley

Anónimo dijo...

QUÉ SE DIJO DEL GOL DE TETO

DIJO ALTERIO: "La puta... que vale la pena estar vivo".

DIJO PAGANI: "seamos buenos entre nosotros".

DIJO VEIRA: "losss pibe son avione.."

DIJO EL CHAPULIN: "no contaban con su astucia".

DIJO GAMBETITA: "cavenagui al uno".

DIJO LARRY: "AH BUEEENO"

DIJO MAGNIFICO: "LOS PIBE ESTÁN RE JUGADO NO?"

DIJO EL VOCUER: "Flama".