jueves, 8 de septiembre de 2011

DULCE DESPEDIDA

Nueva fecha y otra vez a madrugar. Si bien no fue como en el debut cuando se hizo sentir el derecho de piso con un aniquilador horario matinal, para esta segunda fecha se corrieron dos horas y eso fue lo que permitió la presencia del Alemán volviendo a defender la valla rojinegra. Sin dudas, este fue uno de los puntos salientes de la tarde. Las protestas y reproches de Violin hicieron mella en el corazón del DT y lo obligaron a hacerse presente a pesar de su negativa inicial. Así fue que se calzó los largos y los guantes para reemplazar a Sherman, quien junto al Mono y Sacha se fue a su ciudad natal para ver al Indio Solari. Otra de las caras nuevas fue la de Diego Omar, de tres pulmones y con una clara adicción por la raya, a la que siempre estaba pegado mientras surcaba los dos laterales. El resto, los mismos de siempre.

Más allá de las nuevas incorporaciones, de la victoria final por 4 a 1 y de mandar al tacho la anticábala de la camiseta blanca, todas las luces y los flashes se los llevó el Ingeniero Tumberisso, figura del partido y de la tarde que se despedía de Rescatate por tres largos meses. Plantado en el círculo central, se hizo dueño del equipo desde el primer minuto hasta el último. Si no la tocaba Juan, no valía. Si no la robaba Juan, no la robaba nadie. Conciente de lo especial que era este partido para él, el DT-arquero lo hizo jugar los 70 minutos y la apuesta le salió redonda. Del otro lado, Capone daba la imagen de ser un equipo muy tibio, flojito en defensa y sin peso en ataque. Por los costados era fácil lastimarlo y el tándem Agustino-Lio les traía un dolor de cabeza en cada ofensiva rojinegra. Gracias a ellos dos llegó el primero. El 10 apiló a un par y yéndose solo frente al arco opto por habilitar a Albamente, que lo acompañaba a su izquierda. El heredero de Zidane, carente de nervios, la acomodó, la reacomodó y, cuando el arquero rival se estiraba y parecía llegar a tocarla, definió tranquilo y la mandó a guardar. Con el 1 a 0 parecía que se venían todos los goles juntos pero siempre desafiando las obviedades, Rescatate se quedó y empezaron a hacerse presente las imprecisiones. Mucho individualismo y poca contundencia hicieron que el primer tiempo termine sin que sobre nada.

Para el segundo tiempo se salió mas ordenado y se dio lugar a la simpleza. Tocando la bocha de un lado a otro y con paciencia, se esperaba el momento justo para verticalizar. Y si hasta ese momento era la tarde de Maschorizo, empezó a asomar Nacho, que desde el Clausura 2010 no había vuelto a tener ese brillo. En la primera que tuvo, intentó amagar y erró. En la segunda no: definiendo de primera al primer palo decretaba el 2 a 0 y le daba tranquilidad a Rescatate para pararse aún más. De todas formas duró poco: Capone sacó y con más suerte que otra cosa, el delantero de ellos la encontró en el punto del penal solo después de un fallido remate que se transformó en pase y descontó. El Alemán, de impecable partido hasta ese momento, nada pudo hacer. Los diez minutos que siguieron fueron lo peor de RFC en toda la tarde. Y fue justamente en esos diez minutos donde se agigantó la figura de Teto sacando tres pelotas de gol, una de ellas con los huevos (“eso sí que es poner huevo” comentaría el árbitro en una de las frases más pelotudas que se escucharon en Ingeniero Maschwitz) y la última con una sobriedad asombrosa que le dio valor para mostrarla con una mano en alto como el Mono en sus mejores momentos en Boca. Cuando pasó el susto y la arremetida del rival, Rescatate lo liquidó con dos perlas más de Scania y pudo haber aumentado en los pies del Agustino, que literalmente se rompió el culo en cada pelota, y de Gambetita. El partido se fue y el 4 a 1 final le regaló a RFC su primera victoria en la A y a Tumberisso el sabor de una despedida dulce, como él la merece.

1 comentario:

Diego Nigro dijo...

Me gustan los deportes y verme bien.